martes, 20 de octubre de 2015

color




Oye, que ya he empezado las clases y muy bien. Hoy os enseño unas fotografías que me tocó hacer para la clase de Proyectos Fotográficos. El tema que nos dio la Profe (soy muy niña) fue Color.
Solo tenemos que mandarle una pero de todas las que hice estas fueron las que más me gustaron.
¿Por qué esto y no hacer una foto a unos lápices de colores, por ejemplo? Porque tengo demasiadas cosas en la cabeza y necesitan salir. Es como un juego para mi y esto me resultó divertido. 



 Me pinté cejas, párpados, mejillas y labios. Todo menos los labios están pintados con acuarelas (sí, acuarelas, y se van muy bien y muy fácil con agüita) Los labios simplemente fue con pintalabios, mezcla de ellos por cortesía de mi hermana que es muy divina ella.

Siempre intento que las fotos tengan un porque, y bueno, en estas no van a ser menos. Elegí un fondo blanco para que el color resaltase más al igual que el jersey. El pelo (recién leído de pelirrojo) me lo recogí para no dejar de lado lo que quería destacar en las fotografías. Están hechas en mi casa, en mi salón para ser exactos. Tenía por ahí un trozo grande de poliespán que utilicé como fondo y me puse delante de la ventana, sin más. No iba a sacar los focos para un par de fotos y encima son de mi señor padre, por ahora voy a ser buena y a estarme quietecita. Se nota porque tengo una sombra grande en el lado derecho de la cara, pero bueno, es lo que hay. 
Sin mucho mas que contar aquí os dejo las 3 susodichas ganadoras, espero que os gusten :)




lunes, 21 de septiembre de 2015

Mercadillo medieval




Esta semana han sido las fiestas de Majadahonda. Como todos los años las calles se visten de  luces y color y gracias a dios no todo son adolescentes borrachos a las 7 de la tarde. 
Durante unos días se viene el fantástico Mercadillo Medieval en el que puestos ambulantes se sitúan en la calle principal a vender digamos que de todo. Hay desde joyas hasta lámparas, pasando por comida, sábanas y artículos de decoración, casi todo hecho artesanalmente.
Sara y yo decidimos caracterizarnos para la ocasión haciendo nuestro propio pasacalles. Nos recorrimos el mercadillo dos veces de ida y dos de vuelta para decidir que comprar porque todo nos parecía demasiado genial para dejarlo ahí.
También hicimos alguna parada para comer queso, muuuucho queso, y al final nos decidimos por unos anillos, brazaletes y el mejor creppé que nos hemos comido nunca.





No es por comprar ni mucho menos. Soy de aquellas personas que odian las multitudes pero hay ocasiones en las que merece la pena. Es por ver a padres y niños jugando, por ver parejas de abuelos paseando, por los tenderos que, aún yendo de pueblo en pueblo de mercadillo, siempre te dedican una sonrisa (incluso una chica nos regaló unos llaveros de elefante preciosos). 
Podría decirse que es por lo que significa, es una fiesta que celebra el fin del verano y que abre paso a un nuevo curso, una nueva oportunidad.
Me encanta.
¡El año que viene más!